El FRACKING
Es una técnica que permite mejorar la extracción de gas y de petróleo
del subsuelo. Para ello, se inyecta a presión algún material en ese
suelo, de modo que las fracturas que ya existen en las rocas del interior de la
tierra aumenten y liberen el gas o el petróleo, que saldrá hacia el exterior.
Lo que se inyecta, normalmente, es agua
con arena, aunque también se puede usar algún tipo de espuma o gases.
En Estados Unidos, se ha usado mucho y ha sido cuestionado
por diversos estudios, que señalan, no sólo su impacto medioambiental, sino
también el peligro que supone para la salud.
El sistema utiliza varios miles de litros de agua que,
además, se mezclan con productos químicos y arena. Ese compuesto se inyecta a
alta presión en los yacimientos encerrados en la roca densa del subsuelo y
liberar el gas natural. Esos compuestos químicos, que rompen o diluyen la
roca, contaminan el terreno y los
acuíferos subterráneos.
Varios estudios científicos lo confirman (uno
elaborado por investigadores de la Universidad de Duke, otro realizado por la
Universidad de Cornell). Además de la contaminación, el fracking produce gases
de efecto invernadero, sobre todo, metano, más dañino para el cambio climático
que el CO2.
Por último, se utilizan sustancias tóxicas como el
benceno, el plomo y otros productos químicos que han sido catalogados como
cancerígenos.
Ecologiaverde.com
Como reflexión, es de vital importancia como sociedad en conjunto, indagar, velar, discutir y lograr evitar al máximo que entidades del gobierno y particulares planeen y ejecuten este tipo de prácticas.
Es determinante impulsar proyectos que conlleven a proteger nuestras áreas más vulnerables.
Fundamental escuchar y apoyar a grupos civiles, en especial a aquellos que se encuentran en zonas remotas de nuestros países que son activistas en contra del fracking.
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